Monday, May 22, 2017

En ICCO ahora ‘usamos instrumentos del sector privado para un fin social’



La Organización Intereclesiástica para la Cooperación al Desarrollo (ICCO) comenzó su trabajo en 1965 con el objetivo de contribuir en la reducción de la pobreza y de la desigualdad en el mundo. La ONG holandesa, con presencia en Bolivia desde 1968, promueve la innovación en modelos de cooperación; financia proyectos y programas de socios; impulsa sistemas y procesos de aprendizaje que conllevan a una distribución más justa de la prosperidad y el conocimiento; y participa activamente en una amplia gama de alianzas para aumentar los efectos de su labor, entre otros. En los últimos ocho años, la institución ha cambiado su forma de trabajo debido a cambios políticos en su país de origen que afectaron los recursos estatales que recibía.

— ¿De qué forma se ha modificado el sistema global de trabajo de ICCO en los últimos años?

— ICCO fue fundada en Holanda por iglesias protestantes hace más de 50 años y desde entonces trabaja de forma independiente en países pobres del mundo con recursos del Ministerio de Cooperación holandés. Comenzamos nuestro rol como cofinanciadores, recibíamos una gran renta del Gobierno holandés y distribuíamos ese dinero a organizaciones socias en países en desarrollo como Bolivia. Sin embargo, después del cambio de milenio, el ambiente político también cambió en Holanda. Los liberales consideraron que el sector privado no solo tenía que generar beneficios para sí mismo, sino también asumir responsabilidades. A principios de los 60, el presupuesto de ICCO siempre iba creciendo, pero después de 2008 y hasta ahora el presupuesto se ha estado reduciendo. Para dar un ejemplo, en 2009 —cuando me uní a la organización— teníamos en total $us 150 millones y ahora 40 millones. Por un lado fue un gran impacto para ICCO haber perdido tantos recursos, pero por el otro se podía ver que en el mundo se pedía al sector privado tomar también la responsabilidad de cuidar bien de la población y del medio ambiente. Entonces, enfocamos primero estas necesidades hacia el sector privado, pero luego consideramos que eso no era suficiente. Nosotros teníamos que trabajar con ellos y mostrarles que junto podíamos alcanzar grandes metas.

— ¿Qué porcentaje del presupuesto total que tiene actualmente la institución proviene del Gobierno de Holanda?

— En los buenos tiempos era de entre el 80 y 90%, hoy es de casi el 60%, el resto viene de otras fuentes como las iglesias holandesas, fundaciones privadas y de otras embajadas. NdE. En el caso del presupuesto por regiones, el aporte estatal holandés representa el 15% de la cartera para América Latina.

— ¿La innovación fue una de las herramientas que usó la ONG para compensar la menor cantidad de financiamiento?

— El tener una menor cantidad de dinero nos hizo pensar en cómo financiar nuestros planes, lo que llevó a un cambio de actitud en toda la organización. Ahora no solo somos una fundación, sino también una empresa social. Trabajamos con las ONG locales, con las organizaciones internacionales y con el sector privado e incluimos en nuestros programas más instrumentos de ese rubro. Estamos más involucrados en inversiones, damos préstamos o garantías a los emprendedores y trabajamos junto al sector financiero. Por ejemplo, con nuestra Aceleradora de Agro-Negocios (Agri Business Booster) ya no solo capacitamos a los emprendedores de pequeñas y medianas empresas agrícolas, sino que también les damos capital (...). Entonces, estamos usando instrumentos del sector privado para un objetivo público, porque nuestra meta sigue siendo la misma: ayudar a las personas pobres (...). Lo que vemos ahora es un nuevo modelo de alianza público-privada que podría trabajar muy bien, tenemos que aprender a trabajar con ese modelo en el que las ONG son realmente necesarias para unir a esas dos partes. NdE. El mayor trabajo en innovación de la ONG incluye también el desarrollo de proyectos para su posterior venta a otras entidades de cooperación, según datos de la institución.

— ¿De cuántos países ha tenido que salir la institución debido al recorte presupuestario?

— Cuando comenzamos nuestra labor estábamos en más de 100 países, y ahora en 36.

— ¿Cuáles son las proyecciones para el trabajo de la institución en el Estado Plurinacional?

— Gracias a Conny Toornstra (directora de ICCO en Bolivia) y su equipo tenemos programas muy fuertes en el país. En un mundo ideal, el trabajo de una ONG tendría que terminar cuando ésta alcanza sus metas. Pero cada vez surgen nuevas necesidades y nosotros tenemos que crear nuevos planes, ideas e intervenciones.

— ¿El que la renta de Bolivia haya pasado de ser baja a media podría derivar en una salida de la entidad del país?

— El nivel de renta de un país dice algo sobre el ingreso nacional, no sobre la desigualdad y la exclusión. La renta media luce muy bien en los papeles, especialmente en países donde hay una gran industria extractiva (...), pero vemos que los agricultores están aún sufriendo, que la gente en El Alto aún está sufriendo, así que nos quedaremos mientras podamos hacer la diferencia (...). ICCO permanecerá en Bolivia mientras tenga alianzas sólidas y pueda dar solución a los problemas que van surgiendo.

— Bajo este contexto, ¿cuál es el futuro de la institución?, ¿cuánto tiempo más puede mantener así sus operaciones?

— En el directorio mundial de la organización pensamos que nos mantendremos por un tiempo con el actual nivel de recursos y que después creceremos poco a poco usando nuevos instrumentos (...). ICCO es vista en el mundo como una de las organizaciones más innovadoras, logrando grandes cambios (en los países en los que interviene). Queremos ser un poco más grandes en los siguientes dos años. Realmente esperamos eso, porque necesitamos nuestro propio presupuesto para mantenernos y hacer lo que hacemos. Pensamos que es necesario mantenernos como un actor global, tener presencia en todos los continentes (...), generando conexiones entre la gente que quiere hacer lo correcto y que está en el lugar correcto. Ese es mi sueño. Desde ahí trabajaremos en un mundo bueno, en un mejor mundo que el que tenemos hoy.

Perfil

Nombre: Win Hart

Cargo: Vicepresidente del directorio mundial de ICCO

El fin sigue siendo el mismo

Es responsable de la gestión empresarial y la cooperación entre la Organización Intereclesiástica para la Cooperación al Desarrollo (ICCO) y el sector privado. Además, es director de la consultora Fair & Sustainable Holding B.V. Antes de ICCO, trabajó como socio y director de Van Huffelen & Meenink Contadores y Asesores Fiscales B.V. Entre sus actuales puestos auxiliares están los de miembro del consejo del conglomerado de iglesias ACT Alliance y miembro de la Junta de Supervisión de la organización de desarrollo New World Campus. La forma de trabajo cambió, pero “nuestra meta sigue siendo la misma: ayudar a las personas pobres”, sostuvo el directivo.

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