Saturday, November 1, 2014

Günther Schulz, el artífice de la Fundación Pueblo

Con esa capacidad que tiene de cautivar a quienes conocen su territorio, Bolivia sedujo al economista Günther Schulz-Heiss y a su esposa Bárbara Heiss. Luego de trabajar en temas de desarrollo, educación, voluntariado y planificación en varios países, entre ellos Bolivia, y diferentes organizaciones mundiales, el matrimonio decidió establecerse en La Paz. Su vocación de servicio llevó a la pareja a relacionarse con el municipio de Yanacachi, en Sud Yungas. Así nació la Fundación Pueblo.

La Fundación Pueblo, que existe desde 1991, fue creada como una iniciativa solidaria y de auto asistencia. La labor que Schulz y su esposa han realizado con dicha organización en pro del desarrollo de diferentes municipios en Bolivia -abocándose a la educación, al acceso público de la información y al fortalecimiento de actividades productivas- le ha valido recibir el martes 28 de octubre la Condecoración de la Cruz de Caballero de la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania, en nombre del presidente Federal de ese país Joachim Gauck.

Günther Schulz nació en 1955 en la localidad de Recklinghausen, al norte de Alemania. Estudió Economía en la Universidad Libre de Berlín y realizó estudios de posgrado en Planificación del Desarrollo y Administración. Trabajó en el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Nueva York, y ha sido asesor en la GTZ (Cooperación Técnica Alemana) en Tanzania. Actualmente trabaja como perito en temas de cooperación.
Un país, un destino

Llegó a Bolivia en 1980 por primera vez como experto del PNUD. Retornó en 1983 por segunda vez en la época de la UDP con la misma organización.
"En 1987 regresé al país por tercera vez junto a mi familia, que ya había crecido a cinco personas, para radicar acá. Conocí Yanacachi por casualidad. Un amigo mío boliviano me llevó por el camino del Takesi y llegamos al lugar. Posteriormente nos compramos una choza ahí”, cuenta.


Schulz, que hoy es presidente Ad Honorem de la Fundación Pueblo, y su esposa, doctora en Pedagogía, se convirtieron a finales de la década de 1980 en vecinos de los pobladores de Yanacachi y empezaron a relacionarse con la comunidad participando en las actividades de autoayuda de la población como pintar la escuela, hacer gestiones para acceder a agua potable, cursos de capacitación para los profesores, entre otros.

A la pareja alemana, Yanacachi, como ocurre en muchas localidades alejadas de las ciudades en Bolivia, le pareció una región llena de potencial y de atractivos que no eran aprovechados.
Esa y otras razones los motivaron a la creación de la fundación y adquirieron una casa, a la que llaman su "sede mundial”, que convirtieron en un lugar para servicios comunales; además de otra propiedad para habilitar una vivienda para los profesores del colegio fiscal de la población. Ambas se convirtieron en el patrimonio de la fundación.

"Se trató de un afán ético de compartir, de unir el corazón con la cabeza para lograr cosas positivas (...), y que no todo sean buenas intenciones. Se llama pueblo porque queríamos dejar constancia de que era una organización que quería servir al área rural en lugar de hacer algo bonito en El Prado” indica Schulz.

La fundación es sostenible gracias al trabajo voluntario y las donaciones de Alemania, y cooperaciones relacionadas a proyectos con instituciones privadas y públicas.

Programas y vidas

En 1996 la fundación inició los planes para la construcción de una escuela y el cofinanciamiento para el camino Florida, Yanacachi, Villa Aspiazu, Machacamarca. Y en 1997 se inició el albergue para estudiantes en familias anfitrionas. Después de una década se iniciaron otros trabajos en otros municipios.

Actualmente, la fundación trabaja con tres líneas principales de trabajo: acceso a la información pública y ciudadana, acceso a las formación técnica para mujeres jóvenes provenientes de las áreas rurales y el hospedaje estudiantil y en familia.

"Las personas tiene muchas ganas de participar, pero muchas veces no saben cómo hacer cuando se trata de políticas, como los sindicatos con la ley minera, por ejemplo. Entonces nosotros solicitamos la presencia de alguien del Ministerio de Minería para que vaya a la comunidad y explique el tema con información fidedigna”, dice Schulz sobre el acceso a la información pública.

En el ámbito de la educación, la fundación ha desarrollado uno de sus programas más exitosos y reconocidos a nivel internacional, el hospedaje estudiantil en familia. Éste se trata de que los niños que viven en zonas alejadas a las escuelas o unidades educativas puedan tener una familia anfitriona, con la que tengan relación o parentezco, en la zona en donde está el centro de formación, la misma los acoge durante los días de clases.

Actualmente, las mujeres a cargo de familias reciben 20 bolivianos al día por niño o niña para brindarle alimentación, hogar, calor humano y un ambiente propicio para el estudio. De esa forma se descarta el riesgo del trabajo infantil.
Hoy 70 niños forman parte del programa en Norte de Potosí, un proyecto que ha beneficiado a 2.500 niños y ha sido ganador en el área de educación por la Comisión Económica para América y el Caribe (CEPAL) como un ejemplo para la región.

La fundación también tiene la Casa del Futuro en El Alto que ofrece una formación técnica calificada a 15 mujeres de 16 a 20 años para que se formen a nivel técnico medio con el apoyo de Aldeas Infantiles SOS. Las jóvenes pueden formarse en educación parvularia, peluquería, comercio exterior, entre otros.

Schulz dice que no todo ha sido un éxito, que han habido fracasos y triunfos en el camino, pero que el esfuerzo de la fundación y de los voluntarios ha servido para encaminar buenas ideas y demostrar que grupos distintos pueden trabajar juntos.

La distinción
La Condecoración de la Cruz de Caballero de la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania se concede a ciudadanos alemanes y extranjeros por sus méritos en el campo político, económico, social e intelectual, así como por otros méritos especiales en favor de la República Federal de Alemania en lo social y lo caritativo. Es el único y más alto reconocimiento al mérito por el bien común que confiere Alemania.
El presidente de Alemania, Joachim Gauck, al otorgar esta distinción destaca la especial importancia que revisten los excelsos servicios de la persona distinguida en favor de la colectividad.
Por tales servicios y méritos, como el emprendimiento de la Fundación Pueblo, Bárbara Heiss y su esposo Günther Schulz Heiss son merecedores de esta distinción.

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