Monday, March 23, 2015

ICCO impulsa ‘un desarrollo sostenible humano’ en las zonas rurales de Bolivia



Hace 50 años, la Organización Intereclesiástica para la Cooperación al Desarrollo (ICCO) comenzó a trabajar para contribuir en la reducción de la pobreza y de la desigualdad en el mundo. La ONG holandesa, hoy con presencia en 44 países, promueve la innovación en modelos de cooperación; financia proyectos y programas de socios; impulsa sistemas y procesos de aprendizaje que conllevan a una distribución más justa de la prosperidad y el conocimiento; y participa activamente en una amplia gama de alianzas para aumentar los efectos de su labor, entre otros.

— Son 50 años de trabajo...

— ICCO es una organización laica que nació en 1964 en el seno de las iglesias protestantes y empezó a trabajar en Asia, África y América Latina más o menos a finales de esa década, apostando a sociedades democráticas y apoyando a los campesinos, pequeños productores, pueblos indígenas, mujeres y jóvenes de las áreas rurales. Estamos en Bolivia desde el 68, cuando comenzaron los tiempos difíciles de la dictadura (1964-1982), con proyectos de muy bajo perfil de apoyo a la restauración de la democracia. Después de la dictadura, a mediados de los 90 comenzamos a trabajar en temas más productivos, técnicos y financieros. Fuimos fundadores de las entonces instituciones financieras FIE, Ecofuturo y Finrural, que trabajan con las personas vulnerables y marginadas. En 2010, ICCO descentralizó su accionar de Holanda e instalamos en Bolivia la oficina regional para América del Sur. Desde los 90, Latinoamérica ha sido la región más importante para la cooperación y Bolivia siempre ha sido el país más importante dentro del trabajo en Sudamérica.

— ¿Por qué esta preferencia?

— Por nuestro compromiso con los indígenas y campesinos, con la lucha de las organizaciones de base. Apoyamos antes el retorno de la democracia y apoyamos ahora los nuevos cambios que empezó en 2006 el presidente Evo Morales (...). Hemos visto cambios muy interesantes en estos últimos diez años y muy favorables para los pueblos, indígenas, pequeños productores, mujeres y jóvenes, pero también hemos visto que la relación entre sociedad civil y Gobierno no siempre es muy fácil. Nosotros siempre apoyamos el diálogo, pero también la autonomía de las organizaciones de la sociedad civil. Un Estado fuerte es importante, pero también lo es una sociedad civil fuerte.

— ¿Cuáles son las fuentes de financiamiento de la institución?

— Las iglesias fueron nuestra principal fuente de financiamiento hasta los 80, cuando el Departamento de Cooperación para el Desarrollo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Holanda ocupó ese lugar. Los últimos cinco años hemos diversificado mucho nuestros recursos, con aportes también de la Lotería de Holanda, la Unión Europea, el BID, la CAF y el sector privado, entre otros.

— ¿A cuánto asciende la inversión en proyectos de ICCO desde que llegó al país?

— Al menos 50 millones de euros ($us 53,13 millones) desde 1970 hasta 2015. Desde 2010 hasta este año invertimos aproximadamente 1 millón de euros por año en todos los proyectos (...). Los proyectos productivos de ICCO son una combinación de derechos y empoderamiento de los pueblos indígenas, de los campesinos o de las mujeres, para que tengan mayor acceso a los mercados o mayor capacidad de negociación con los intermediarios o las empresas privadas (...). En los últimos cinco años hemos trabajado en total unos 100 proyectos por año. Pero lo importante del trabajo de ICCO no es el dinero. Tenemos un gran capital construido en el país: podemos articular a los productores, Gobierno, instituciones del Estado, organizaciones de base y medios de comunicación para posicionar los temas; ahí está más nuestra fortaleza y capacidad.

— ¿Puede mencionar algunos proyectos emblemáticos?

— Hay muchos proyectos estrella. Hoy en día apoyamos un movimiento para que los consumidores valoricen los productos de las áreas rurales del país, de esa manera se fortalecen los mercados para los campesinos y éstos producen más. Esto deriva en una economía más fuerte y en una valorización de las áreas rurales. Otro proyecto es el Vuela Libre, en el que muchas organizaciones públicas y privadas nos están ayudando contra la violencia sexual comercial a la que se somete a los niños, niñas y adolescentes. Este es un tema que hemos podido poner en agenda (en la opinión pública), ahora la gente es más consciente de este problema. En tierra y territorio, promovemos un movimiento para visibilizar las vidas dignas en las áreas rurales, que la gente que vive en esas zonas tiene mucho potencial y puede crear proyectos creativos, muy interesantes y muy sostenibles.

— ¿Cuáles son las nuevas apuestas para este año?

— Trabajar aún más con el sector privado, que es un actor importante del desarrollo. Trabajamos con empresas privadas como Coboce, que tienen un carácter social y valores humanos que compartimos (...). ICCO ya no es solo un donante de dinero, también es socio en el desarrollo, promocionamos un desarrollo sostenible y humano (...). Si hay una empresa privada que esté dispuesta a trabajar valores y derechos y buscar una relación sostenible a largo plazo con sectores vulnerables y relegados, apoyaremos esa relación.

— ¿Qué avances ha registrado ICCO en la reducción de la brecha entre ricos y pobres?

— Vemos que en Bolivia proyectos muy grandes de inversión en hidrocarburos y minería pueden tener consecuencias muy fuertes de exclusión para los campesinos. Nosotros tratamos de reducir esa brecha con la valorización de los productos y la gente de las áreas rurales, buscando que los vean como una oportunidad, como un importante recurso del país.

— Entonces, la cada vez mayor inversión pública en recursos naturales efectuada en los últimos años ha ampliado la brecha de ingresos en el país...

— Todavía no se ha ampliado, pero sí es importante que también demos mucha inversión a las áreas rurales y no solo a hidrocarburos y minería. Creo que se ha demostrado en Bolivia que eso es posible, que las áreas rurales pueden ser parte de la riqueza. En ese sentido, ICCO siempre ha apoyado a estas zonas y siempre lo hará. Hoy vemos que hay una mayor población en las áreas rurales y eso para nosotros es algo muy positivo, que realmente hay posibilidad de desarrollarlas a partir de proyectos de agricultura orgánica, entre otros.

Perfil

Nombre: Conny Toornstra

Nació: 27-05-62

Profesión: Agrónoma

Cargo: Directora de ICCO en Sudamérica

‘Experta en procesos y proyectos de desarrollo

Cuenta con una formación en educación agropecuaria y económica y una maestría en política pública. Fue directora interina de Oxfam en Nicaragua y directora nacional interina del SNV en Bolivia. La experta se encuentra en el país desde 1997 y ocupó cargos en varias instituciones de la cooperación internacional. Hace cinco año es directora de la Organización Intereclesiástica para la Cooperación al Desarrollo (ICCO) en Sudamérica. “Siempre hemos tenido muy buenas relaciones con la Cancillería, los ministerios y los viceministerios (bolivianos), tener una agenda común ayuda. Pero como ICCO también formamos parte de la comunidad de organizaciones no gubernamentales (ONG) internacionales y tratamos de aportar para que en las relaciones —que sabemos no siempre son fáciles entre el Gobierno y las ONG— prime el diálogo”.

No comments:

Post a Comment