Wednesday, November 4, 2015

Hyunjun Rho, de Afganistán a La Paz

Hace unos meses arribó a La Paz para desempeñarse como director de la Agencia de Cooperación Internacional de Corea del Sur (Koica). El cambio ha sido drástico, expresa. Su último destino fue Afganistán, donde estuvo trabajando durante año y medio en proyectos de salud y educación en favor de los afganos.

Hyunjun Rho todavía tiene en la mente las imágenes duras de ese país, ubicado en Asia Central, caracterizado por una geografía montañosa, donde las lluvias son tan escasas que valió para que un proverbio afgano rece: "Mejor ver Kabul sin oro que Kabul sin nieve”.

El país fue azotado por una guerra por más de 20 años (entre 1979 y 2002), pero hasta ahora soporta constantes enfrentamientos entre los talibanes y el Gobierno afgano, sobre todo después de los atentados terroristas de septiembre de 2001 en Estados Unidos, dice el representante coreano. En ese escenario realizó su trabajo, que pretende reproducir en Bolivia.

Hyunjun Rho vivía en una zona de Kabul, capital de Afganistán, que era escenario constante de enfrentamientos armados entre los talibanes y las fuerzas del Gobierno de ese país.
Los disparos y detonaciones de armas de armas de fuego eran una constante que lo tenían preso del miedo y la tensión.
"Los enfrentamientos entre los talibanes y las fuerzas del Gobierno se daban cada dos o tres meses, pero la tensión y el miedo eran constantes, imaginando que en cualquier momento pudiera darse un choque”, cuenta.

El precio de confrontación constante por el control del país ha llevado a esa nación prácticamente a su destrucción, comenta Rho.


"Sólo hay destrucción. No se construyó ningún tipo de infraestructura, no se invirtió en educación. Más bien se destruyó lo que se tenía”, recuerda con mucho pesar.

Esa destrucción ha llevado a Afganistán a perder todo lo referente a servicios básicos. Sin electricidad, agua potable y otros servicios, la vida en el país es un desafío diario.
"El invierno es muy duro, más si no se cuenta con electricidad. Uno tiene que soportar temperaturas bajo cero”, precisa Rho.

En la época fría los afganos deben soportar temperaturas que descienden hasta los 10 grados centígrados bajo cero. En el tiempo de calor el termómetro marca hasta los 40 grados.

Como después de cada ataque los talibanes se dan a la tarea de ingresar a las casas de la población afgana para destruir cualquier artefacto que permita a la gente estar comunicada, la población está aisladas del mundo.

Ese factor impresionó mucho al asiático, que procede de un país donde el acceso a la tecnología de la información es uno de los más altos del mundo.

"(En Corea del Sur) tenemos los niveles más altos de cobertura y velocidad de internet”, dice. Por eso, durante su estadía, la cooperación coreana construyó en Afganistán un centro de capacitación vocacional y de uso de tecnología.

Otro factor que marcó al coreano, que nació en un poblado agricultor de su país, en 1970, es el trato que reciben las mujeres afganas. "Caminan envueltas en burkas (túnicas negras que las cubren de pies a cabeza) y están marginas de muchas profesiones. No puede salir a trabajar”, comenta.

Ahora Hyunjun Rho, que por motivos de trabajo también vivió en Nepal y Kazajistán, está en La Paz y describe así el cambio que vive: "Es un paraíso. Las personas son buenas y se vive en un gran ambiente de seguridad. Hasta el clima es agradable”.

Se declara encantado con la ciudad y con el resto de Bolivia y expresa su admiración por la gran variedad de su geografía.

Los planes del especialista en desarrollo económico y artes, formado en Seul, son trabajar y, a través de Koica, continuar con los proyectos de salud, educación y agua que su gobierno ejecuta en al menos cuatro departamentos de Bolivia.

Koica, el brazo de la cooperación coreana en Bolivia

En 2010 el Gobierno de Corea del Sur instaló en La Paz, Bolivia, la oficina de Koica, su agencia de cooperación internacional creada en 1991, y a través de la cual financia proyectos de salud, agua, educación y agricultura en los departamentos de La Paz, Santa Cruz, Oruro, Chuquisaca y Potosí.
"Hemos identificado que Bolivia necesita apoyo en estos sectores para el desarrollo de sus áreas rurales”, señala Hyunjun Rho, director de Koica.
Rho añade que entre su país y Bolivia existen muchas afinidades culturales, por lo que la cooperación puede fluir con mayor facilidad al menos en tres áreas: salud, agua y agricultura.
Menciona, por ejemplo, que las formas de cooperación en las comunidades aymaras de Bolivia, como la minka y el ayni, tienen forman similares en Corea del Sur, las cuales permitieron al país asiático alcanzar los índices más altos de crecimiento y desarrollo sólo en 50 años.
Específicamente en La Paz, Koica colabora en el tema de salud a través del hospital Corea, que se encuentra en la ciudad de El Alto. La infraestructura fue construida hace tiempo por el país asiático y ahora se preocupa por modernizar el equipamiento y servicio del nosocomio. En la ciudad de Oruro, Koica trabaja también en la construcción de un hospital de tercer nivel.
En el municipio de Ascensión de Guarayos, Santa Cruz, la cooperación coreana ha concentrado su ayuda en el mejoramiento del sistema de agua potable. Mientras que su apoyo en agricultura está desplegado en Chuquisaca, Potosí y Santa Cruz.
En cuanto a su colaboración en el tema de educación, Koica cuenta con un programa de becas de estudio orientadas a profesionales bolivianos, con prioridad a los que se desempeñan en la administración pública.
"Corea cuenta con un Gobierno electrónico y quiere compartir esa experiencia y conocimientos con Bolivia”, dice Rho.
En Latinoamérica, Koica está presente en Colombia, Perú, Guatemala y Bolivia.

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