Sunday, September 21, 2014

Fundación Unir, trabajando por La Paz

EL 21 DE SEPTIEMBRE ES DÍA INTERNACIONAL DE LA PAZ | LA FUNDACIÓN UNIR, JUNTO A FE Y ALEGRÍA, VIENE REALIZANDO UN PROGRAMA EN UNIDADES EDUCATIVAS QUE IMPULSA LA CULTURA DE PAZ EN BASE A UNA EDUCACIÓN EN VALORES Y ACTITUDES DE RESPETO A LOS DERECHOS HUMANOS.

La Fundación UNIR Bolivia desarrolla y fortalece capacidades en cultura de paz y gestión constructiva de conflictos en la comunidad educativa, en funcionarios de instituciones públicas vinculados al manejo de conflictos, y en representantes de instituciones y organizaciones de la sociedad civil. También aporta con insumos estadísticos y analíticos para una adecuada comprensión de la conflictividad social a nivel local, regional, nacional e internacional, y genera espacios de análisis y reflexión con sectores estratégicos.

Sin embargo, quienes conforman esta institución están conscientes que aún hay mucho por hacer, ya que es imposible encontrar la paz porque vivimos en una sociedad excluyente, con desigualdades económicas y sociales cada vez mayores, con violencia sobre todo a mujeres y niños, con un sistema educativo insuficiente para atender con mayor calidad, con falta de empleo, con el incremento de las drogas y el alcohol, con machismo estructural, etc.

“Hoy con más fuerza que nunca se exige abrazar los ideales de la paz. La familia y la escuela son los primeros espacios de socialización de las personas, y la educación es, sin duda, la herramienta principal y fundamental para promover en las personas valores y actitudes basados en el respeto a los otros, el respeto de los derechos humanos, a la democracia, a la diferencia y a la diversidad, la justicia, el respeto al medio ambiente, la escucha y el diálogo”, dice Carla Valcarcel – Responsable del Programa Educación para la paz de la Fundación UNIR Bolivia.

En pro de este objetivo es que la Fundación tiene un convenio con Fe y Alegría desde el 2011 a nivel nacional y ha trabajado en varias ciudades: La Paz, El Alto, Cochabamba, Santa Cruz, Tarija y Sucre.

“Lo esencial es comprender que la paz está basada en valores y principios que promueven la No violencia y el manejo constructivo de los conflictos y que existen distintas maneras de que esos valores y principios se hagan realidad con su práctica y vivencia”.



LA URGENCIA DE EDUCAR EN PAZ

“Es necesaria una educación que nos permita convivir democráticamente a todos los bolivianos. Es decir, una educación que se defina como procesual, continua, crítica y permanente por encima del aprendizaje de una cantidad de materias”, dice Daniela Guzmán, abogada y profesional enlace de la Fundación en Cochabamba.

Educar en y para la paz es, sin duda alguna, uno de los caminos más sólidos para conducir a las actuales y futuras generaciones de mujeres y hombres en artífices de su propio destino, es decir, que puedan tomar consciencia de la responsabilidad que tienen para cambiar sus entornos y participar en procesos de transformación social orientados a la instauración de sociedades más justas e igualitarias.

“Es urgente enseñar, reflexionar, analizar y proponer desde las unidades educativas acciones para frenar las injusticias, violencias, discriminaciones y exclusiones que se ven en nuestra sociedad y también dentro de las escuelas”, asegura. Asímismo explica que su propuesta como Fundación va por el camino de ayudar a los estudiantes a encontrar alternativas pacíficas para sus conflictos.

“Debemos facilitarles las herramientas que les permitan actuar y analizar cuáles son las formas más adecuadas de intervenir en los conflictos que les rodean”, dice la abogada.

EXPERIENCIAS

La educación para la paz en las 17 unidades educativas, ha mostrado que existen muchos aspectos ligados a la educación que influyen y deben ser vistos desde una mirada compleja, amplia, integral e interrelacionada para poder hacer algo al respecto.

A continuación algunos de estos aspectos:

La exclusión, discriminación violencia que puede generarse en la escuela, debe llevar a la urgente necesidad de plantearse respuestas educativas permanentes.

La oportunidad de replantear la profesión de los docentes con conocimientos relacionados a la inteligencia social y nuevas habilidades sociales que les permitan enfrentar con muchos recursos los problemas y conflictos que hay cada vez más en las escuelas. Y de ser formados como educadores en el sentido más amplio del término, es decir que estemos más preocupados por la calidad de vida de nuestros estudiantes.

La realidad de que algunos maestros no tiene vocación para este trabajo y tampoco compromiso dentro y fuera de la escuela, lo que hace más difícil generar cambios.

Reconocer que los estudiantes vienen con muchas necesidades, muchas veces afectivas y por ello debemos saber orientarlos, hacerles sentir bien.

La oportunidad de crear entornos positivos (afectivos, seguros, innovadores, motivadores, etc.) en todos los lugares de la escuela.

La necesidad de educar para la vida escolar como para la vida fuera. Educar en la democracia, dejando de lado la comunicación unilateral de “maestro a estudiante” y generando espacios para hablar de los intereses, preocupaciones, necesidades y sueños que tienen en la comunidad educativa.

No solo ver los contenidos didácticos y evaluativos del currículum, también es necesario atender las cuestiones sociales, políticas y filosóficas.



MÁS ALLÁ DE LAS UNIDADES EDUCATIVAS

La educación para la paz, en cada una de las 17 unidades educativas, ha adquirido diversos significados de acuerdo al contexto específico y especial de cada una de ellas.

Por ello, se pueden apreciar casos en el que educar para la paz trasciende el ámbito escolar y apuesta por la educación y orientación de los padres de familia; o también significa educar dentro y fuera del aula en valores que se advierten, desconocen y no practican los estudiantes; también educar para la paz es construir nuevas relaciones entre los miembros de la comunidad educativa por medio de la creación de nuevos reglamentos internos.

“Estamos trabajando para que las familias asuman un rol más protagónico en la educación de sus hijos, con espacios de reflexión para que en el hogar se enseñen límites, valores y métodos de estudio a sus hijos, reflexión sobre sus formas de comunicación y compartan las dificultades que tienen con la educación de sus hijos”, señalan.



UNA DURA REALIDAD

En el trabajo con las unidades educativas se escucha constantemente el tema de la pérdida de valores y el incremento de la violencia. Con mayor frecuencia se ven situaciones que nunca antes se hubieran dado. Por ejemplo que un padre de familia venga y golpee al estudiante que discutió con su hijo; que se pierdan cada día celulares en la escuela; que los niños no tengan el apoyo diario de sus padres; que se incrementen los insultos, amenazas e injurias, incluso en las redes sociales entre estudiantes; que algunos maestros sean autoritarios y a veces recurran a la humillación; que muchos niños repitan conductas de violencia con sus compañeros, así como el abandono de los padres, revela las múltiples manifestaciones de violencia y de ausencia de valores que tienen los ciudadanos. Todo esto nos debería llevar a cuestionarnos qué tipo de sociedad estamos forjando, qué valores guían nuestras vidas, qué estamos negando o asumiendo como normal.

“En Bolivia cada tres días muere una mujer asesinada y de los 10.578 casos de violencia contra la mujer registrados el 2013 en el Ministerio Público solo 30 cuenten con sentencia.

Esto es una muestra de la urgencia de actuar sobre las causas que están originando estos fenómenos en nuestra sociedad, tanto en su nivel estructural como relacional y de hacer visible esto que por lo general se deja pasar como si fuera invisible”, dice Antonio Aramayo, Director ejecutivo de la Fundación.



PROPUESTAS CONCRETAS

“Mostrar a los estudiantes un mundo, un país y una realidad mejor. Que esté compuesta de valores como el amor, el respeto, la paz, la igualdad, la solidaridad, el esfuerzo, etc. desde una experiencia creativa, innovadora y consciente de los intereses y necesidades actuales de los estudiantes de ahora, donde el “mayor valor” está en el camino, en la experiencia, en la pregunta, en la curiosidad, en la voluntad, más que en el resultado y la nota. Además que estos valores sean las nuevas “armas” de esta nueva forma de “guerra” contra la discriminación, la violencia, el abandono, el conformismo, la indiferencia, el individualismo”, dice Daniela Guzmán.

En síntesis, se quiere llegar a que las escuelas sean un lugar acogedor donde se aprende a relacionarse y comunicarse mejor, donde existen alternativas pacíficas para resolver los conflictos cotidianos, y donde la No violencia es una forma de vida, concluye Guzmán.

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